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Conoce la Comarca de las Cinco Villas

La comarca de las Cinco Villas toma su nombre por ser Ejea de los Caballeros, Sádaba, Sos del Rey Católico, Uncastilo y Tauste, villas dotadas de privilegios tras la Reconquista por Alfonso I El Batallador, pero junto con estas villas la componen otros 26 municipios: Ardisa, Asín, Bagüés, Biel, Biota, Castejón de Valdejasa, Castiliscar, Erla, El Frago, Isuerre, Layana, Lobera de Onsella, Longás, Luesia, Luna, Marracos, Navardún, Orés, Las Pedrosas, Piedratajada, Los Pintanos, Puendeluna, Sierra de Luna, Undués de Lerda, Huríes y Valpalmas.
 
Se extiende por un territorio de 3.062,5 km2 (de norte a sur desde las sierras exteriores del Pirineo hasta la depresión del Ebro, de este a oeste desde el río Gállego hasta las Bardenas Reales) y en ella viven cerca de 33.000 habitantes. Esta delimitación geográfica produce una espectacular variedad de paisajes – desde densas zonas boscosas hasta estepas semidesérticas-, climas –desde clima de montaña en las zonas con mayor altitud, pasando por clima mediterráneo y terminando en el clima semi-desértico en el sur- , así como fauna y flora adaptada a tales circunstancias climáticas y de relieve.
 
La comarca de las Cinco Villas ha contado con presencia humana ya desde la prehistoria, como atestiguan los numerosos yacimientos arqueológicos que se distribuyen por todo su territorio, desde la zona más oriental como Ardisa o Piedratajada, pasando por la zona más al norte o más al sur como Tauste con el poblado de Val de Taus de la Edad del Hierro. La presencia romana tiene magníficos testimonios en el territorio, desde los más conocidos como los Bañales, con su acueducto pasando por diversos mausoleos como el de los Atilios en Sádaba y la Sinagoga, el bustum de Farasdués y Valpalmas, etc
 
El devenir histórico de la comarca ha dejado su huella en numerosas manifestaciones artísticas, entre las que destaca el Románico: durante los siglos XI y el XIII las Cinco Villas fueron definiendo nuevos núcleos de población, configurando trazados urbanos, edificios militares y religiosos adornados a base de esculturas y pinturas propias de la época. Así surgieron torres, castillos, conjuntos fortificados, ermitas e iglesias parroquiales cuyas portadas y capiteles dan muestra de la pericia de sus escultores y en cuyo interior se conservan interesantes ejemplos de conjuntos murales. También se encuentran atractivas muestras de arte gótico, del que destacan los magníficos retablos. Pero el arte mudéjar también dejó su huella al sur de la comarca, en las tierras próximas al valle del Ebro.
 
Los siglos XVI y XVII  vieron florecer por distintos puntos de la comarca muestras del arte renacentista, fundamentalmente mediante edificios civiles y privados que reflejaban de la pujanza de los gobiernos municipales del momento así como el deseo de las clases más pudientes de renovación artística.
 
No menos relevantes son las muestras de arte Barroco, principalmente de escultura y pintura, a través de retablos y otros modelos escultóricos así como de lienzos que conservan sus iglesias.

Si quieres ver unas imágenes de las Cinco Villas, haz click aquí

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